Pues parece ser que volvemos a quedarnos sin la noche de Nochevieja, aunque yo aprovecharé la tarde para brindar con mis amigos, y lucir el outfit del que os voy a hablar a continuación.
Se trata de un conjunto de dos piezas: falda de flecos y blusa de terciopelo.
Hacía un tiempo que me apetecía hacer una minifalda de flecos, y no se presentó mejor ocasión para lucirla que esta.
Para confeccionarla recurrí a un crepé negro. Partí del patrón base de falda, y en esta ocasión no anulé las pinzas, sino que las hice. La corté en recto, sin sacarle evasé porque después iba a coserle las bandas de 15 cm de fleco. Le añadí la cinturilla invisible y cremallera invisible lateral.
Para el cuerpo hice el patrón base doble y así poder sacar el cruce. Tenía claro que esta combinación de fleco y terciopelo. Este año no quería recurrir de nuevo a la lentejuela, aunque sí lo hice -como os enseñé en la primera opción– para el complemento.
Y esta es mi opción ganadora para la noche, ahora la tarde, del 31. Una propuesta sencilla pero con el toque festivo que la ocasión merece. ¿Os gusta más esta o la primera?
Si todo se mantiene como hasta ahora, este 31 de diciembre podremos celebrar la salida y entrada de año vestidos para la ocasión de verdad, y no en pijama como ocurriría el año pasado -yo lo hice con mi batita calentita puesta-.
Y yo, que sabéis cuánto me gusta idear looks para esta fecha, ya tengo dos opciones preparadas, una por el 2020 y otra por el 2021. Hoy os enseño la primera de ellas.
Este año me apetecía muchísimo trabajar con terciopelo; de hecho, no es la única prenda en la que he destinado este tejido. También me apetecía algo sencillo y no exclusivo de la última noche del año.
Por eso recurrí al siempre acertado LBD o little black dress. Os hablé de él e en febrero de 2020 introduciéndoos este diseño, y hoy, casi dos años después, os muestro cómo lo luciría en Nochevieja.
Como véis soy muy muy fiel a enseñar pierna. Siempre os cuento que suelo pecar de corta, y esta vez no iba a ser distinto. Y por eso lo hice bastante tapado por arriba, además de por la estación en la que estamos.
Partí, como siempre, del patrón base. Anulé las pinzas de talle restando su profundidad en el costado, y en el caso del delantero dejé la de pecho tal cual. Industrialicé el hombro para añadirle una hombrera de 2 cm porque me apetecía mucho hacerme un vestido de esta estética, y creo que es el comienzo de una obsesión, porque ahora me apetece ponérselas a todas mis prendas.
También quise hacerle un guiño a las espaldas escotadas con esta miniabertura en la mía. Yo hice un escote bastante discretito y situado por debajo del sujetador para poder llevarlo, y el resultado me encanta.
La manguita larga lo tenía decidido desde el principio. Creo que en el caso del LBD no me gusta una manga más cortita, aunque todo es probar.
Combiné mi diseño con el bolso de lentejuelas que os enseñe hace un mes. Yo le quité la cadenita porque me apetecía llevarla tipo cartera y que así la vierais en otro estilo. ¿Qué os parece?
La prenda que os muestro hoy es un viejo amigo de mi web, lo que no había hecho es enseñaros como queda en una de mis chicas.
Cuando publiqué el pichie negro recibí muchos mensajes diciéndome lo mucho que os gustaba. La verdad que no esperaba que fuera a tener ese éxito. Cuando lo planifiqué solo buscaba una prenda cómoda, flojita, pero que tuviera un toque chic. Y un par de meses después no dejaba de ver la misma prenda en las tiendas low-cost.
Laura fue una de las chicas que me escribió. En ese momento me rondaba por la cabeza sacar una colección de pichis viendo lo que había gustado el mío, pero era solo eso: una idea. Así que, después de hablar del tema, le dique que si lo quería yo le mandaba uno a su casa. Y tan rápido como eso, a las pocas semanas, el suyo estaba llegando a Asturias.
Como veis, Laura lo quería también en negro, así que escogí un crepé en Ribes y Casals, que como curiosidad os diré que es el mismo de mi palazzo negro.
¡Muchas gracias, Laura, por cederme la foto para poder publicarla! Y mil gracias por confiar en mí, no sabéis lo satisfactorio que es notar vuestro apoyo y confianza.
Qué ganas tenía de que llegara el momento de lanzar mi tercera colección cápsula. En esta ocasión su protagonista es un conocido de la web: el pichi.
Después de recibir tantos buenos comentarios sobre el pichi negro cuando lo publiqué y de que varias de vosotras me preguntarais por él ― con algún encargo incluido ― decidí que tenía que hacer una pequeña colección y sacarla a la venta para todas las interesadas. Paso a explicaros.
Se trata de siete pichis confeccionados en una amplia gama de colores en tejido bielástico (un poco más gordito que el clásico crepe), en la que decidí integrar tonos básicos y neutros por un lado y tonos pastel —los verdaderos protagonistas de esta temporada― por otro. Así que habrá opción tanto para la más atrevida como para la más clásica.
Además, todos los pichis son de talla única, que se corresponde con una M, aunque al ser una prenda holgada, su patrón está industrializado para que no quede pegado y sus medidas reales quedan en 96 cm de pecho y 120 cm de cadera, y un largo total de 70cm. Como veis en las fotos, debajo admite una prenda gordita tipo jersey. Tiene una lágrima en la espalda a modo de cierre, con un botón y presilla de hilo. También tiene incorporados dos bolsillos de plastrón de 14×14 cm. Yo mido 1.64 m, para que os sirva como orientación ya que los muestro puestos en mí.
Tanto para adquirir uno como para preguntarme cualquier duda sobre las medidas, el envío o cualquier otra cuestión, podéis contactarme por mensaje privado en cualquiera de mis redes sociales, por correo electrónico o por Whatsapp (ambos los encontraréis en la pestaña “CONTACTO” aquí en mi web).
Para mostraros los diseños he querido mezclar fotos en maniquí y fotos en mí con varias combinaciones por cada pichi, para que, al igual que con las otras dos colecciones, os hicierais una idea de cómo lucen. Espero que os sirvan también de inspiración para posibles combinaciones.
Al final del post detallo los métodos de pago, envío y devolución
MODELO AZUL BEBÉ
Precio 60€– envío gratuito
DISEÑO BLANCO
Precio 60€– envío gratuito
DISEÑO LAVANDA
Precio 60€– envío gratuito
DISEÑO MINT
Precio 60€– envío gratuito
DISEÑO FUCSIA
Precio 60€– envío gratuito
DISEÑO GRANATE
Precio 60€– envío gratuito
DISEÑO NEGRO
Precio 60€– envío gratuito
Como detallo en cada descripción, el envío es gratuito. Las opciones de método de pago son TRANSFERENCIA BANCARIA o BIZUM. Es posible la devolución, pero en este caso el gasto de envío corre a cuenta del comprador. Si esto se diese, una vez recibida la prenda y comprobado que está en las mismas condiciones (buen estado y con la etiqueta) procedería a abonar la cantidad mediante el mismo método que se utilizó en la compra.
Espero haberos puesto difícil la elección de modelo esta vez, ¡yo soy incapaz de elegir mi favorito!
Creo que habéis podido notar que, últimamente, me estoy inclinando mucho hacia los básicos, y el diseño de hoy es un caso más. Pero, además, lleva sorpresa, porque ¡es una falda pantalón!
Me apetecía añadir a mi fondo de armario una falda negra sencilla, que pudiera bien ceder el protagonismo del a otra prenda o complemento, bien crear un look sencillo en su totalidad.
Así que me decanté por una falda de capa en crepé negro. Pero, como este tipo de faldas tiene mucho vuelo, lo que facilita que se levanten con cualquier golpe de viento, se me ocurrió añadirle un short, del mismo tejido, debajo.
Así que no es la clásica falda-pantalón, que se caracteriza por simular la primera prenda en el delantero y la segunda en el trasero porque, en esta prenda, la última va camuflada.
Quise combinarla con una camiseta blanca básica y un cárdigan en crudo para romper con el binomio blanco-negro. Soy fan de este combo tricolor.
¿Qué os parece el diseño de hoy? ¿Os gustaría ver un look más formal con él?
Debido al trabajo que realizo aquí en la web, donde intento mostrar cosas chulas y que tengan algo especial, no me doy cuenta de que la mayoría de las veces me olvido de las prendas que más me gustan: los básicos.
Y es que mi corazón pertenece un 50% a telas de flores y otro 50% a prendas en colores neutros. Y como hacía tiempo que me apetecía confeccionarme un básico, me decanté por un pantalón palazo, prenda que me encanta. Además, ¿Qué hay más básico que el color negro?
Como veis es un pantalón de lo más sencillo.Partí del patrón base, añadiéndole algunos centímetros en la industrialización, y convertí las pinzas delanteras en dos pliegues, como en el palazo anterior.
También le añadí bolsillos, y, a diferencia de otras veces, cinco trabillas para poder complementarlo con un cinturón cuando quiera. Y como os cuento al principio que quería un básico para diario, lo hice a ras del suelo para poder llevarlo con plano. Así puedo aprovecharlo mucho más.
¿Vosotras también soy de básicos o de prendas más llamativas y protagonistas?
Hoy os muestro una prenda nunca vista (hasta ahora) en mi blog: un kimono.
El kimono es una prenda exterior que tiene su origen en el homónimo atuendo japonés.
Como pequeña nota de historia de la moda os cuento que, a principios del siglo XX, fueron los diseñadores franceses Madeleine Vionnet, precursora del corte al bies, y Paul Poiret, quienes comenzaron a fijarse en esta prenda nipona y a emplear algunos de sus elementos en sus colecciones. Este último ya se inspiraba en el orientalismo para sus diseños.
Así que como imaginaréis, la historia del kimono es tan amplia como variedades tiene. En la moda actual podría hacer las veces de nuestro guardapolvo en un tono formal o del cárdigan en uno informal.
Aquí os muestro una de mis versiones.
A la hora de confeccionar, hay veces que primero pienso en el diseño y luego busco el tejido, y otras que, por el contrario, me viene la inspiración cuando tengo la tela en mi mano.
Este fue el caso del diseño de hoy, ya que, al ver este satén de grandes cuadros y flores, y esta combinación de colores, el japonismo inundó mi cabeza: tenía que hacer un kimono.
No era la primera vez que confeccionaba uno, pero sí que lo hacía largo. Era un pecado no aprovechar todo el diseño del tejido y hacerlo cortito.
Industrialicé el patrón para obtener el cuerpo y la manga, y guiándome por el estampado del tejido, los coloqué en él para cortar de manera que pudiera aprovecharlo al máximo.
Como también podéis apreciar, jugué con los colores para obtener una manga negra y otra cruda, y las rematé con dos tiras de tejido que cogían el juego de rayas verdes, presentes también en el bajo ―rematado a su vez con una puntada de doble orillo― y en la tira que bordea el escote del cuello.
Por dentro está trabajado completamente en costura francesa, para que ningún cosido sea visible si le damos la vuelta, que, para ocasiones como ésta, a mi parecer, le restaría belleza.
Detalle de la costura francesaAquí se aprecia cómo cuadran las distintas franjas de colores en la costura lateral
Al final, como me sobró un cuadradito de tela, confeccioné un pañuelo.
Para mostraros el conjunto, opté por un vaquero y una camiseta, ambos básicos, para lograr así una combinación que le da el protagonismo del kimono, combinación que me encanta hacer.
Sin duda este es uno de los outfits que más me definen: conjunto básico, tanto en diseño como en color, que adquiere personalidad con la potencia estética del kimono.
¡Feliz 2020! Y, ¡bienvenidos al primer post del año y de la década!
¡Después del ciclo de moda, para mí tan especial, al que dediqué el último mes de 2019, comienzo este mostrándoos una de mis mejores galas.
Se trata de un vestido largo que no confeccioné con miras a ninguna ocasión determinada, pero que resulta ideal para, por ejemplo, una fiesta de verano en una terraza al atardecer.
Como era de esperar, confieso que me encanta ir cada poco en busca de nuevas telas. Puedo llegar a pasarme horas en la tienda, echando un vistazo, imaginando qué podría lograr con cada tejido y, si veo alguno que me llame la atención, pese a que en ese momento no se me ocurra nada, me lo llevo de todas formas. Una nunca se sabe cuándo va a llegar la inspiración.
Fue el caso de esta tela.
Tuve el género guardado bastante tiempo, hasta que decidí emplearla en un vestido largo de verano. Me apetecía algo cortado en la cintura, de talle mas bien cortito, con la falda fruncida y con una abertura con la que enseñar un poco de pierna. Y es que el moreno hay que lucirlo.
Así que corté dos largos para la parte de la falda. De esta manera, a la hora de fruncir, se consigue más volumen.
Por su parte, diseñé el cuerpo asimétrico: anulé las pinzas y trasladé su profundidad al hombro para crear un drapeado. También, le quité un trocito de hombro para añadirle una pequeña lazada a la que unirlo. Finalmente, le puse una cremallera lateral.
Insisto en que el interior es una parte muy importante para lograr un buen acabado. El de la falda va en costura francesa, de la que ya os había hablado en este post, mientras que el cuerpo va forrado en bolsa.
¿Qué os ha parecido el primer diseño del año? Después de ver lo mucho que os había gustado en la fotografía que tengo de perfil en Instagramy en Facebook, no podía empezar el 2020 de otra manera. ¡Tenía que enseñároslo ya!
Y, por último, decir que yo también comienzo el año con mucha ilusión y con muchas ganas de seguir compartiendo con vosotros mis trabajos. No hay cosa que me haga más feliz.