INVITADA IV

Le toca el turno a otra de mis invitadas: mi amiga Laura, en una boda en la bella Italia.

Laura había sido invitada a una ceremonia informal en Montecchio Maggiore, que tendría lugar en junio de 2019. Un mes antes, a principios de mayo, estuvimos pasando juntas un fin de semana en Sevilla, momento que aprovechó para pedirme consejo sobre qué llevar al evento.

Ella tenía en mente una falda midi que fuera la protagonista del look, así que, tras elegir un popelin de estampado tropical, puso su confianza en mis manos. La combinaría con un crop top blanco asimétrico que había comprado para el evento.

Junto con el estampado alegre, vistoso y veraniego, el vuelo, que se consigue al fruncir los dos largos a la cintura, es el principal atractivo de esta prenda. Elegí también la cinturilla ancha, que son mis preferidas, y cremallera lateral invisible.

La falda de Laura es un claro ejemplo de que no necesitamos tirar la casa por la ventana para asistir a una boda y de que tampoco es necesario lucir algo excesivamente formal que, después del evento, permanecerá guardado en el armario hasta la siguiente ocasión.  

¿Qué os parece este estilo de falda? Con tanta falda midi me empieza a entrar el gusanillo de confeccionar una para mí…

INVITADA III

Ya en pleno otoño, así que hoy os traigo a María, una invitada más acorde a la estación en la que nos encontramos.


María tenía un evento muy especial: la boda de su prima el 5 de octubre en Mieres, Asturias. Apenas un mes antes, recibo un mensaje suyo en el que me preguntaba si, aprovechando la ocasión, me daría tiempo a confeccionarle una falda para la ceremonia con la que presumir —y cito sus palabras— “de la artista de su amiga modista». ¿Mi respuesta? ¡POR SUPUESTÍSIMO! 

Cuando ella, con apuro por no querer darme trabajo con tan poco margen, me realizó la petición, no sabía la ilusión que me haría su encargo exprés.

Al momento nos pusimos a trabajar: María me envió un par de fotos de faldas que le gustaban mientras yo salía a la caza de telas para la suya.


Ella buscaba una falda de fondo oscuro, con estampado en colores otoñales —a poder ser, de flores— y de corte midi. Además, después de haber visto el diseño de Helena, estaba convencida de atreverse con la abertura lateral. 
Por otro lado, y ya que el enlace tenía más bien un tono informal —ceremonia en el Ayuntamiento de Mieres y comida con la familia en La Consistorial, el restaurante de enfrente—, me pidió que no ideara una falda exclusiva para eventos, sino que, combinada con un playero, camiseta básica y cazadora, también le pudiera servir para el día a día.


Hasta el último momento ambas estuvimos dudando entre estas dos telas: mismo estampado, pero diferente color. Al final nos decantamos por el verde, porque creímos que alegraba la falda con un toque de luz. 

Respecto al patrón, decidí confeccionarla en cuarto de capa. Todas las referencias que ella me había mandado presentaban poquito vuelo, por lo que este corte me pareció el más apropiado para desarrollar el diseño.


Y, dado que sobró algo de tela y que María tiene esa melena tan bonita, le llevé de sorpresa dos complementos para el pelo, en caso de que quisiera adornar su look: un lazo para una coleta y una diadema rígida. Aunque quedó maravillada con los dos, optó por la segunda. 

Obviamente, no soy ninguna especialista en lo referente a tocados. Sin embargo, como me encanta la artesanía y crear cosas nuevas con aguja e hilo, no dudé en experimentar. El resultado fue este:

A mi parecer, la diadema le daba un aire más elegante al conjunto. Y a ella le fascinó el detalle.
¿Qué os parece esta idea de invitada? Personalmente, me declaro fan de esas prendas polifacéticas que ofrecen varias posibilidades de combinación y que permiten acomodarse tanto a contextos formales como informales.


¡Gracias a mi amiga María por haber confiado en mí! Después de once años de amistad, no sabes lo que me emociona haberte visto lucir mi diseño con esa sonrisa.

INVITADA II

Aunque justo acabemos de recibir al otoño y a sus preciosos colores, hoy os traigo una invitada de verano: Helena.

Helena tenía una boda el 31 de agosto en Cádiz. Sin embargo, por motivos de trabajo, no sabría si podría confirmar su asistencia hasta días próximos al enlace. Propuso entonces hacer un dos piezas, de modo que le fuera posible combinar cada una por separado y de forma mas informal en caso de no poder acudir.

Además, ella tenía tres requisitos claros: estilo lencero, espalda escotada y falda con abertura lateral.

Escogí un tejido satén para ser fiel al primer requisito. Al principio, Helena tenía en mente un nude, pero cuando vimos este azul con pequeños toques verdes, ambas nos enamoramos. Y al ser ella “blanquita” de piel, este color le iba a dar más luz que la primera opción.

Su idea para la espalda era un nudo cuyos extremos cayeran sobre la falda. Por lo llamativo de este escote escogimos uno barco para el delantero.
El cuerpo iba forrado en bolsa, lo que significa que no se ve ninguna costura si se le da vuelta.

Forrar en bolsa no es nada sencillo, conlleva un proceso que necesita tiempo, paciencia y dedicación. No obstante, el resultado merece la pena. Además, para este diseño era imprescindible, ya que de esta forma se evita mostrar el revés de la tela en los lazos al hacer el nudo.

Por otro lado, de la necesidad de romper el monocromo nació la idea de la cartera. Si bien ella solamente me había encargado la ropa, yo me ofrecí a hacérsela, siempre que aceptara el factor sorpresa: no la vería hasta que viniera a recoger su encargo. Ella me reiteró que confiaba totalmente en mí. Yo, por mi parte, lo tenía claro: quería un tul bordado con flores.

Como ella llevaba los complementos en dorado, le añadí una cadenita en ese color, que puede quitar y poner a su antojo.

La tercera de las ideas era la abertura en la falda. Boda de tarde, agosto y Cádiz conformaban el escenario perfecto para ellos. Así que dicho y hecho: una abertura considerable con la que enseñar pierna, pero sin pasarse. Ante todo quería que Helena se sintiese cómoda y elegante, y, por sus palabras, creo que lo conseguí.

Y así termina la historia que hay detrás de mi segunda invitada de boda. Como esta vez no contaba con el apoyo de mis clases de costura, el trabajo recaería íntegramente en mí y, si surgía cualquier imprevisto o dificultad, tendría que resolverlo yo sola. Por eso me lo tomé como una oportunidad de demostrarme que puedo sacar un trabajo adelante por mí misma. Y, a pesar de que probablemente haya tenido mis fallos, logré con éxito mi propósito.

El orgullo de ver a Helena vestida totalmente por mí, y las palabras bonitas que recibió de la gente y que me transmitió, hacen que solamente quiera dedicarme a esta profesión y trabajar duro para mejorar en ella cada día. Profesión que requiere horas y horas, pero que un simple “es justo lo que quería” o un “me encanta, es precioso” hacen que invertirlas merezca más que la pena.

¡Gracias, Helena!

INVITADA

Hoy os enseño mi primer trabajo profesional: ¡una invitada de boda!



Tamara es compañera de trabajo de mi padre, así que en cuanto supo que yo cosía me preguntó si podía hacerle un vestido para una boda. Me enseñó la foto de un modelo que había visto en Internet y que le había enamorado… ella tenía claro el diseño. 
Con ese vestido como base modificamos un par de cosas en las que las dos estábamos de acuerdo, le tomé las medidas y… ¡a trabajar!.

Tenía que entregárselo a principios de mayo, así que lo empecé con mes y medio de antelación para ir tranquila. 

Era la primera vez que trabajaba un encaje y una espalda abierta, así que tenia varios retos por delante.
Lo fui haciendo en mis clases de costura y también llevando trabajo a casa para poder avanzar, siempre con la supervisión y guía de mi profesora, que me ayudó incluso con la prueba 🙂

El diseño llevaba un ‘cuerpo interior’ con escote corazón y falda de capa en mikado, y un cuerpo escote barco y espalda abierta con manga francesa en encaje de rebrodé.



Detalle del interior del vestido que iba forrado en bolsa


Tanto las flores de la cintura como todo el escote del encaje iba a mano: las flores recortadas una a una y colocadas estratégicamente para que simulara la continuación del encaje del cuerpo, y todo el ribete del escote ‘puntadita a puntadita’ a mano, con delicadeza y paciencia.



Detalle de las flores y ribete de encaje cosido a mano




Aquí en el maniquí se puede ver perfectamente el escote de la espalda. El vestido era unos centímetros mas largo por detrás, detalle que a mi parecer queda súper elegante.





¿Mi conclusión de este trabajo? Que me encantó trabajar en él desde el minuto uno. 
Fue un reto que me vino de sorpresa pero que estoy encantada de haber aceptado, porque hizo despertar en mí un gusto hacia la confección de invitada que no sabía que tenía, y que además me hizo aprender muchísimas cosas mientras trabajaba en él. 

¡Gracias Tamara por confiar en mí para tu vestido! Siempre recordaré mi primera invitada….