TRAJE DE FLAMENCA II

Hoy vengo a mostraros el segundo traje de flamenca que he confeccionado en mi vida. Como sabéis, el primero fue en 2019, y dos años después le tocaba el turno, por fin, a un nuevo diseño.

En aquella Feria 2019 me enamoré de todos los trajes negros que vi, me parecían de lo más elegantes y distintos, así que tenía claro que en algún momento de mi vida me haría uno así.

Partiendo del patrón, realicé los base delantero y espalda con cadera, a los que añadí el largo deseado, y trasladé las pinzas delanteras a un costadillo llevado a la sisa.

El escote lo dejé barco bastante cerradito y escoté en la espalda justo hasta donde el sujetador me permitía. En este caso, me decanté por una manga larga normal,. Como ya había hecho la clásica con el volante, me apeteció cambiar.

Añadí a mi vestido dos volantes cortados en media capa y fruncidos, y los rematé con tanza -el típico nylon que se utiliza en la pesca-, para que le diera ese movimiento tan carecterístico.

Todo el escote va rematado con un bies con un cordoncillo dentro. Este truquito no lo sabía cuando confeccioné el de 2019, pero todos los trajes de flamenca están rematados así, de ahí que esos escotes milimétricos en delantero y espalda no se mueva ni un ápice.

Añadí a mi vestido el bolsillito que llevan todos que haga las veces de bolso para llevar las cosas necesarias y que estén camufladas.

Y, como veis -y os conté en Instagram- añadí unas hombreras con flecos y flores para una segunda opción, teniendo de base el traje negro.

¿Qué opción os gusta más?

FLAMENCA

Aquí traigo el mayor desafío hasta el momento: hacer —y también vestir— un traje de flamenca.

Como es lógico, en mi vida me había puesto uno, ni mucho menos había imaginado tener que confeccionarlo. Así que, en cuanto supe que iba a tener la oportunidad de disfrutar de la Feria de Abril, me puse manos a la obra.

Lo primero fue seleccionar la tela, para lo que me recorrí varias tiendas sevillanas. En los meses previos a la Feria, los escaparates Cuna y Sierpes se llenan de colores y lunares, por lo que echar una tarde en busca de una para mi vestido fue muy emocionante, a la par que complicado.
Al final me decanté por dos en azul oscuro con lunares blancos, una para el cuerpo del vestido —la de los lunares pequeños— y otra para los volantes —la de los lunares grandes—. El azul es un color con el que me siento favorecida y, además, esta combinación de distintos tamaños de lunares resultaba muy vistosa.

Después tuve que buscar inspiración para saber cómo lo quería, porque mis conocimientos en moda flamenca eran nulos. El mejor referente fueron los escaparates de las mismas tiendas de tela, en las que también se pueden adquirir vestidos confeccionados. Ahí descubrí que ahora son tendencia los de corte sirena, lo que me ayudó a elaborar los patrones.

Luego fui añadiéndole poco a poco los detalles. Me confesaron que uno de ellos es el bolsillo que lleva escondido debajo de los volantes, así que yo también le puse un pequeño compartimento bajo el primer volante para poder guardar alguna cosa.

Por último, escogí el mantón en blanco, a juego con los lunares, mientras que para el resto de complementos —los pendientes y las flores— opté por un rojo encarnado, para darle fuerza al look final.

Deciros también que la experiencia de la Feria fue maravillosa, por lo que os animo a todas a asistir al menos una vez en la vida. El año que viene, si nada me lo impide, de seguro que repetiré y diseñaré mi segundo vestido de gitana.

¿En qué color lo queréis esta vez?